Es
verdaderamente lamentable que algunas personas en nuestros tiempos, opinen en
forma dolosa sobre la integridad y valía de los habitantes que residen en los
municipios de Tula, Palmillas, Miquihuana,
Jaumave y Mineral de Bustamante.
Con
gran desagrado escuché a una dama que tenia rasgos chichimecos, janambres,
pisones o pames. Que lamentaba como la
malinche de Cortés; que sus hermanos
eran unos “burros, analfabetas, vendidos, incultos, vende votos,”… y para
rematar acotó. ¡Son aquellos pueblos del cuarto distrito, los verdaderos incultos!
Mujeres
que reclaman sus derechos, hoy y siempre
Foto:
J. León Rodríguez Zúñiga
No
faltó quien le siguiera la corriente, asegurando lo mismo. Fue tan desagradable
el comentario, que una persona le preguntó a la distinguida, “señora”, ¿De
donde es usted? A lo cual contestó con
gallardía janambre,.. Soy de Jaumave y a mucha honra y orgullo, pero nosotros
somos más educados, no somos analfabetas. Entonces le aseguro la persona, usted
también es del “cuarto distrito” y le
recuerdo que los pueblos apartados, no son analfabetos y si hablamos de todo el
cuarto distrito, no sele olvide que usted es del lugar que juzga,… y se termino
el comentario.
Esto
viene a la criba social, porque todavía hay personas que se sienten superiores
y atacan a los nobles habitantes de los municipios que se dice son los mas
pobres de Tamaulipas, pero esto es falso, pues la gente valiosa en todo los aspectos,
precisamente en estos lugares la encontramos; claro que si le buscan bronca o
pleito gratis, todavía le dicen espérate tantito y si el
amigo o (a) no entienden, con pena y todo, tiene que salir su casta de valiente.
Todo
esto lo digo con gran conocimiento de causa, pues cierto día que viajaba en una
unidad publica de Mineral de Bustamante a la ciudad de Tula, por la mañana, en
uno de los ejidos que están por la carretera, pidió la parada un matrimonio de
edad y cual seria la sorpresa que al pasar cerca de los pasajeros saludaban con
toda atención, sin importar quienes
fueran. Estas acciones las vemos muy poco, en otros lugares.
El
señor me saludó con toda confianza y tomó el asiento libre de mi lado izquierdo,
enseguida entablamos un diálogo, que si la unidad llevara el destino a San Luis,
jamás nos hubiéramos dado cuenta de haber arribado a esa hermosa ciudad
colonial. Con el fin de saber de su cultura local (Tula), le pregunté: ¿Dónde
se encuentra un lugar llamado los “huesitos”?
Ni tardo, ni perezoso me contestó. Ese lugar está más adelante y después
de unos minutos me señaló para el lado poniente y dijo: mire en ese pequeño
cerrito esta el rancho de los “huesitos”, antes ahí vivía un conocido mío, pero
ahora no se, dicen que el lugar es muy importante, pero nadie
se preocupa por él.
No
quise quedarme con la duda de su nombre y entrados en confianza, externó de viva voz: mire, yo me llamo Celestino Molina Sánchez y mi
esposa se llama: Emma de la Cruz Mata, somos del ejido Álvaro Obregón, antes “cerro
mocho”, municipio de Tula, ahí tiene su casa. Luego dice con gran seguridad, yo
lo he visto a usted, pues de donde es; para devolver la moneda le contesté…. Soy de Bustamante; rápido me dijo,… a yo
trabajé hace muchos años en ese lugar, cuando se andaba mentido la energía
eléctrica, nosotros hacíamos los postes de concreto muy cerca de la presa de abajo….
Ahí era un capo deportivo…
Para
terminar la charla de amigos ocasionales, pero bien fundada, le dije: “oiga,
Tamaulipas tiene hombres y mujeres valiosos en las comunidades, más apartadas
verdad”. Claro mi amigo, nada más nos
faltó ir a la escuela, eran otros tiempos, pero nuestros padre siempre nos
enseñaron a respetar a los mayores y
ahora los jóvenes no salen de la palabra, hola güey, como la ve. Después, nos
despedimos y jamás se veía que fuera una persona inculta, al contrario, supera
y en mucho a las nuevas generaciones,
que son otra onda. Res non verba.
Posdata:
Si la canícula entra con agua, habrá rastrojo y mazorca.
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