martes, 28 de mayo de 2013

NUESTRA MADRE ES EL TESORO MAS GRANDE DEL MUNDO.


Estimado lector, ayer viernes (10 de mayo 2013) se recordó el día de las madres en nuestro México. Una madre es la persona perfecta, ideal, que no tiene momentos desagradables para sus hijos e incluso si le sobra amor, porque realmente tienen demasiado amor, son capaces de compartirlo con los que lo necesitan.

La mejor forma de recordar y patentizar el amor por nuestra madre, es dándole todos los días nuestro cariño, cuando todavía la tenemos y aquellos que la han perdido, deben vivir de sus mejores recuerdos, sonrisas, momentos de felicidad e incluso de sus regaños sabios, pues siempre buscarán que sus hijos vivan mejor en esta y en la otra vida y ellas abogan por los suyos desde el punto en que se encuentren. ¡FELICIDADES MADRECITAS!...

En esta ocasión quiero dedicarle mi columna, al trabajo y constancia de mi madre Ma. Ninfa Zúñiga Ríos, quien ha sido el pedestal más fuerte que he conocido en mi existencia. Pues estoy convencido que cada madre de nosotros, sin importar las clases sociales, siempre luchan sin horario, temor alguno, jamás se afrenta por sus hijos y da la vida por ellos si es necesario. Nuestra madre siempre será el baúl de conocimientos sabios, alentadores, oportunos, y mi madre como la tuya estimado lector, luchó duro por sus hijos y tiene una historia de origen, que es la siguiente.

Sra. Ma. Ninfa Zúñiga Ríos
1932 –

La señora Ma. Ninfa Zúñiga Ríos, nació en la Villa de Bustamante, Tamaulipas, México, el 10 de diciembre de 1932. Sus padres biológicos fueron: Ma. Ignacia Tejada Rocha y J. Luz Ríos Reyna. Muy niña, de unos cuantos meses de nacida, quedó huérfana de madre, por esta razón fue adoptada como hija legítima del matrimonio integrado por: Roque Zúñiga Becerra y Rumualda Ríos Reyna. En el hogar del matrimonio Zúñiga Ríos, recibió todo el amor maternal y logró estudiar hasta el 4°grado de educación primaria, destacándose como alumna sobresaliente.

Muy joven, antes de llegar a los 15 años; contrajo matrimonio con el C. J. León Rodríguez Salas, originario de “Santa Efigenia”, Municipio de Bustamante, Tamaulipas, cuyos padres fueron: J. Jesús Rodríguez Martínez y Agustina Salas Catache.
El matrimonio de Rodríguez Zúñiga procreó siete hijos: Manuel, Gregorio, Ma. Guadalupe, J. Ascensión, J. León, Ma. Ignacia y Ma. del Rosario Rodríguez Zúñiga.

En 1962, a la edad de 30 años enviudó y con gran fortaleza, enfrentó la vida diaria, fijándose como reto personal sacar adelante a su familia. Su esposo dejó algunos bienes, entre ellos un molino para nixtamal. Después de varios alegatos judiciales de tipo familiar, logró rescatar lo que le pertenecía a sus hijos y como toda una mujer capaz de enfrentar su destino, empezó a darle cran al motor del molino de nixtamal, ubicado en la esquina Allende y Zaragoza, de la propia villa, todos los días a partir de las 5:30 horas, de la mañana, cuando los gallos empezaban a cantar, sufrió algunas quemaduras con el tubo de escape, pero no cedió a su objetivo: luchar por sus hijos.

Siempre atendió de buena manera a sus clientes, pues asegura que gracias a ello, sacaba el sustento para sus siete hijos. Pasó por diferentes problemas fuertes, pero tuvo la capacidad suficiente para salir adelante.

Cuando sus hijos mayores crecieron y se casaron, decidió repartir los pocos bienes de su difunto esposo a todos en partes iguales y cuando se vio sin la fuente de trabajo, optó por contraer matrimonio con el C. Nicanor Correa Navejar, con el cual trajo al mundo a su hija Juana Correa Zúñiga.

Actualmente tiene 80 años de vida y todavía realiza actividades del hogar, en pláticas de sobremesa explica a los que la rodean que está muy agradecida con Dios, por haberle concedido ver crecer a todos sus hijos, mismos que le sobreviven, unos ocupados en el trabajo común y otros profesionistas. Sintiéndose además, muy orgullosa de ser tamaulipeca y mexicana. Res non verba.

Posdata. En política, los hombres cabales reafirman su confianza en su partido y siguen luchando por su permanencia, mientras los que pasaron por intereses personales, buscan engrandecer el ego en otras latitudes, sin embrago, un hombre libre, hace posible su propia libertad y asume los resultados de sus decisiones.





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