Estimado lector, ayer viernes
(10 de mayo 2013) se recordó el día de las madres en nuestro México. Una madre
es la persona perfecta, ideal, que no tiene momentos desagradables para sus
hijos e incluso si le sobra amor, porque realmente tienen demasiado amor, son
capaces de compartirlo con los que lo necesitan.
La mejor forma de recordar y
patentizar el amor por nuestra madre, es dándole todos los días nuestro cariño,
cuando todavía la tenemos y aquellos que la han perdido, deben vivir de sus
mejores recuerdos, sonrisas, momentos de felicidad e incluso de sus regaños
sabios, pues siempre buscarán que sus hijos vivan mejor en esta y en la otra
vida y ellas abogan por los suyos desde el punto en que se encuentren. ¡FELICIDADES
MADRECITAS!...
En esta ocasión quiero
dedicarle mi columna, al trabajo y constancia de mi madre Ma. Ninfa Zúñiga
Ríos, quien ha sido el pedestal más fuerte que he conocido en mi existencia.
Pues estoy convencido que cada madre de nosotros, sin importar las clases
sociales, siempre luchan sin horario, temor alguno, jamás se afrenta por sus
hijos y da la vida por ellos si es necesario. Nuestra madre siempre será el
baúl de conocimientos sabios, alentadores, oportunos, y mi madre como la tuya
estimado lector, luchó duro por sus hijos y tiene una historia de origen, que
es la siguiente.
Sra.
Ma. Ninfa Zúñiga Ríos
1932
–
La señora Ma. Ninfa Zúñiga Ríos, nació en la Villa de
Bustamante, Tamaulipas, México, el 10 de diciembre de 1932. Sus padres
biológicos fueron: Ma. Ignacia Tejada Rocha y J. Luz Ríos Reyna. Muy niña, de
unos cuantos meses de nacida, quedó huérfana de madre, por esta razón fue
adoptada como hija legítima del matrimonio integrado por:
Roque Zúñiga Becerra y Rumualda Ríos Reyna. En el hogar del matrimonio Zúñiga Ríos,
recibió todo el amor maternal y logró estudiar hasta el 4°grado de educación
primaria, destacándose como alumna sobresaliente.
Muy joven, antes de llegar a
los 15 años; contrajo matrimonio con el C. J. León Rodríguez Salas, originario
de “Santa Efigenia”, Municipio de Bustamante, Tamaulipas, cuyos padres fueron:
J. Jesús Rodríguez Martínez y Agustina Salas Catache.
El matrimonio de Rodríguez
Zúñiga procreó siete hijos: Manuel, Gregorio, Ma. Guadalupe, J. Ascensión, J.
León, Ma. Ignacia y Ma. del Rosario Rodríguez Zúñiga.
En 1962, a la edad de 30
años enviudó y con gran fortaleza, enfrentó la vida diaria, fijándose como reto
personal sacar adelante a su familia. Su esposo dejó algunos bienes, entre
ellos un molino para nixtamal. Después de varios alegatos judiciales de tipo
familiar, logró rescatar lo que le pertenecía a sus hijos y como toda una mujer
capaz de enfrentar su destino, empezó a darle cran al motor del molino de
nixtamal, ubicado en la esquina Allende y Zaragoza, de la propia villa, todos
los días a partir de las 5:30 horas, de la mañana, cuando los gallos empezaban
a cantar, sufrió algunas quemaduras con el tubo de escape, pero no cedió a su
objetivo: luchar por sus hijos.
Siempre atendió de buena
manera a sus clientes, pues asegura que gracias a ello, sacaba el sustento para
sus siete hijos. Pasó por diferentes problemas fuertes, pero tuvo la capacidad
suficiente para salir adelante.
Cuando sus hijos mayores
crecieron y se casaron, decidió repartir los pocos bienes de su difunto esposo
a todos en partes iguales y cuando se vio sin la fuente de trabajo, optó por
contraer matrimonio con el C. Nicanor Correa Navejar, con el cual trajo al
mundo a su hija Juana Correa Zúñiga.
Actualmente tiene 80 años de
vida y todavía realiza actividades del hogar, en pláticas de sobremesa explica
a los que la rodean que está muy agradecida con Dios, por haberle concedido ver
crecer a todos sus hijos, mismos que le sobreviven, unos ocupados en el trabajo
común y otros profesionistas. Sintiéndose además, muy orgullosa de ser
tamaulipeca y mexicana. Res non verba.
Posdata. En política, los
hombres cabales reafirman su confianza en su partido y siguen luchando por su
permanencia, mientras los que pasaron por intereses personales, buscan
engrandecer el ego en otras latitudes, sin embrago, un hombre libre, hace
posible su propia libertad y asume los resultados de sus decisiones.
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