El
Piter era un estudiante Nicaragüense que llegó a mineral de Bustamante en
tiempos del doctor Armando José Rodríguez Pineda también de la misma nacionalidad,
quien prestaba su servicio social como
pasante de medicina general en la villa y mandado por la Universidad Nacional Autónoma
de México.
Cuando
Piter (Pedro) llegó traía varios libros
y comentaba que la revolución sandinista en Nicaragua, estaba muy fuerte. Entre
sus libros traía uno muy grueso
especializado en Sociología, pues aseguraba que él sería sociólogo y cuando
quería leer se perdía a grado tal que el doctor Armando (el colibrí) no sabía
donde encontrarlo, eso decía, sin embargo lo que hacía Piter, era internarse en
una de las tumbas grandotas del panteón municipal dizque para leer mas gusto.
Nosotros:
Rogelio Trejo, Santos Rodríguez, Trino Hernández, Luis Walle y otros nos
sorprendíamos porque decíamos. ¿Como es posible que esté estudioso la sociedad
misma se vaya hasta el panteón?...., que no le dará miedo, pero su sonrisa
fresca y voz convincente aseguraba que los muertos no hacían nada, que
deberíamos cuidarnos de los vivos, claro que tenía razón, los que sabían su
royo como dice la chavisa comentaban que se metía a fumar una hierba rara que
muy pocos conocían en Bustamante pero que la producían para ese lugar y el por
ahí se surtía.
Panteón Municipal de Mineral de Bustamante, Tam. entre
1973 a 1980
A
lo que voy es a los siguiente: El día de los muertos debe recordarse con amor a
nuestros antepasados, recordarlos con gran cariño, llevarles flores, prenderles
sus veladoras y ponerles sus ofrendas de acuerdo al cariño o el capital que se
tenga para festejarlos.
Los
mexicanos somos muy amantes de conservar las tradiciones, pero las costumbres
extranjeras empiezan a tomar terreno y ahora vemos a los niños pidiendo dulces
y otras cosas por la noche de brujas con
raíces americanas.
El
día de muertos es para festejar y recordad en dónde salía la llorona, los
espantos, los viejitos, las gallinas encantadas, los marranos con cadenas en
rastra, caballos con jinetes misteriosos y tantas y tantas leyendas que hacen
rica nuestra tradición del día de muertos.
Res non verba.
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