La lluvia llegó a gran parte del territorio nacional y por causa divina hasta la superficie tamaulipeca, en el municipio de Mineral de Bustamante la gente se alegraba de mil maneras, por las calles corrían diferentes comentarios de los últimos acontecimientos y la puesta en un hilo del corazón de sus habitantes, por tantos hechos que dejaban sin respiro, tocando algunos a nuestros propios hermanos.
Virgen de Guadalupe.
El día 9 de febrero, muchos pueblerinos, campesinos de los ejidos y visitantes disfrutaban de eventos que buscaban mejorar la salud y el turismo del municipio, ciertos personajes que saben de Bustamante, lo que saben dinosaurios daban datos históricos y seguían explotando la biznaga más grande del mundo conoció por el momento respecto a ese cactus y que por cierto, no se ha hecho nada para protegerla o darle mejor índice de vida, creo que tiende a desaparecer, si no se hace un resguardo oportuno.
El viernes 10, el acelerador guadalupano hacía estragos, unos y unas buscaban obtener el espacio para sus familiares, esposas y esposos para ser agraciados con un asiento o aunque fuera apretaditos, pero juntos, muy juntitos en el autobús que ya estaba por llegar de la capital del estado y así trasladarse de gorrioncillo pecho amarillo a la “Basílica de Guadalupe”, en la ciudad de México.
Después de surcar por las calles con ropa presentable, maletas ligeras y una satisfacción por cumplir o tal vez alguna manda política, sin recordar cuestiones de Catemaco, ahora se perfilaban los interesados por el bien, olvidándose del mal. Así se fue llenando el flamante medio de transporte, de una línea privada o popular, de pueblo, lo cierto es que partieron de Mineral de Bustamante después de las 7 de la noche y amanecieron en la capital de los mexicanos, realizaron o mejor dicho; hicieron sus plegarias, se divirtieron, conocieron el mundo exterior, gracias al pueblo, en horabuena. No faltó quien dijera por las calles, se fueron a saludar a Peña Nieto, pero puros “descojidos”.
Otros pudieron acotar, es un viaje de estudiaos, un sábado de paseo ganado, o bien se fueron a desestrezar por los momentos difíciles que han tenido, lo que si vale la pena decir es: Regresaron sanos u salvos entre la noche del 12, pocos se dieron cuenta a que hora llegaron, pero lo importante es que nadie se perdió en la capital más grande del mundo, felicidades y que se les sigan cumpliendo sus deseos o peticiones hechas a la “Virgen de Guadalupe”.
El mismo día 12 por la mañana, el presidente municipal emprendió el vuelo a la región del municipio de Padilla y Victoria, para estar en los festejos del líder agrarista tamaulipeco Juan Báez Guerra, que por cierto mucho se ha dicho que tenía nexos con familia de Bustamante, pero no es así, el Juan Báez Guerra de Mineral de Bustamante, murió en la propia villa antes de los cuarentas y fue un homónimo del líder de Padilla, Tamaulipas.
Claro que el mes de febrero tiene historia en Bustamante, pues también se celebra la muerte del profesor y general Alberto Carrera Torres aquel 16 de febrero de 1917, por la simple razón de ser el enemigo número uno del capitalismo y los malos gobiernos, si en algo se parece nuestra época, es pura coincidencia.
Pero mañana 19 de febrero, se cumplen 263 año de haber llegado los primeros pobladores al paraje “El Pantano”, posesionarse en lo que conocemos como el “pantanito” e iniciar la población que tres meses después se cambió a este lugar que estoy pisando en Mineral de Bustamante. Así diría un lector que le de seguimiento a ésta humilde columna de un bustamantense. Claro que las autoridades y las instituciones deben darle la importancia a este gran acontecimiento histórico, iniciado por gente que viajó desde Charcas y Matehuala, San Luis Potosí.
Res non verba.
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