EL CRONISTA DE MINERAL DE BUSTAMANTE, TAMAULIPAS EN MONTERREY, N. L.

 

Estimado lector, con este tema inicio mi columna “A FUEGO LENTO IV”, esto se debe a que voy organizando las etapas de mi trabajo histórico que seguramente publicaré algún día compendiado en  partes. De tal manera que “A FUEGO LENTO, AFUEGO LENTO II y A FUEGO LENTO III”, ya forman parte de la historia que se escribió puntualmente.

Con la anuencia y apoyo del C. Juvencio Becerra Pérez Presidente Municipal de Mineral de Bustamante, el día 4 de mayo del año en curso a las 11:00 de la mañana presenté mi libro, “En busca de la Tumba del Lic. Y Gral. Antonio Mariano Canales Rosillo 1802-1869. En la Preparatoria N° 3 Álvaro Obregón de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde mis compañeros y amigos Dr. Pablo Ramos Benítez y Arq. Juan Alanís Tamez, hicieron los comentarios respectivos, el público asistente felicitó la presentación porque fue un trabajo ilustrativo donde se dan a conocer gráficas del municipio de Miquihuana y el dato histórico de cuando perteneció a Real de los Ynfantes y Mineral de Bustamante, bueno hasta las columnas de humo de los incendios aparecen en la exposición (problema de varios estados de la República Mexicana). El registro de los derechos de autor del libro es: 03-2010-121415203900-01.

Tal vez se preguntará quien es Mariano Antonio Canales Rosillo, pues bien; es el personaje de tiempos juaristas que quiso hacer otra República con el nombre de Texas en coordinación con varios militares de su tiempo, (Texas, Coahuila y Nuevo León, combatió a los indios Comanches, Lipanes y Apaches que asolaron la región del Norte del país.

Pero acaso lo mas importante para la historia Tamaulipeca es, haber fundado la Villa de San Juan de la Miquihuana, Tamaulipas y por consecuencia el municipio del mismo nombre, por indicaciones de Jesús Cárdenas, Gobernador de Tamaulipas en 1849, quien lo nombro agrimensor. De igual manera fue el padre de Antonio y Servando Canales Melano, ambos gobernadores de Tamaulipas y el último todo un cacique del poder en los últimos años de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada 1876.

El público que asistió a la presentación del libro, disfrutaron al conocer la historia en resumen de nuestro personaje y sobretodo darse cuenta que es de origen regio y saber también de su presencia en Tamaulipas, dándose por enterados en donde descansan sus restos, por supuesto que en la villa de San Juan de la Miquihuana, Tamaulipas. Ahí mismo invitamos a los asistentes para que conozcan los trabajos que hacen los cronistas que pertenecemos a la Asociación Nacional de Cronistas de México, misma que se reunirá este año en la ciudad de Durango, capital del mismo estado, de igual manera le avisé al vicepresidente de la misma Lic. José de la O Holguín, anfitrión de la próxima reunión nacional.

Después de la presentación, el amigo Ing. Arturo Díaz Serna, en forma muy cortes me invito a comer en un distinguido restaurant de la capital regiomontana, donde me acordé de un finado bustamantense (don Benjamín Álvarez Q. E. P. D.)  quien decía; “Sobraron fierros” cuando lo llevaban a un lugar donde debería comer con tenedor, cuchillo, cuchara, popote y postre de pilón.

Durante el consumo del platillo abordamos varios temas hasta llegar con el solar de las calles Juárez y Escobedo utilizado de estacionamiento del pasado y actual poder municipal y comentó. Al principio de año dialogué vía telefónica con el actual presidente municipal Juvencio Becerra Pérez y todo està arreglado, tiene mi permiso para hacer uso del predio como estacionamiento de los vehículos del R. Ayuntamiento actual, al terminar los sagrados alimentos me acompañó hasta la central de autobuses, nos dimos el abrazo de despedida sin olvidar la foto del recuerdo.

Para terminar la presente columna haré un recuento sencillo de la semana Mayor en de Mineral de Bustamante. Se comenta que la alberca del “Cerrito del diablo” está en un conflicto de finiquito por varios miles de pesos, por ello no podían meterse los niños, adultos, mujeres-hombres a nadar, el buen primo Artemio Pérez Llamas preguntó a los que saben y le dijeron que nadie se podía meter, pero llegaron al lugar unos con vara mágica y rompieron las reglas gracias a las influencias diocesanas. (Dicen usted sabe si me cree)

Otros amigos sacaban piedras boleadas de todas partes para tirarle al piloncillo, valuada cada piedra en un peso, pedí 10 y en la última pude tumbarlo y llevarlo a casa para la capirotada tardía recordando así como se tumba una chocha por gusto.

Otro hecho interesante fue encontrar los vestigios donde vivieron los indios pisones el año de 1748, cuando empezaron a llegar los primeros exploradores de minas en el “paraje el pantano”. Dando aviso al C: Juvencio Becerra Pérez quien se digno en ir a ver el lugar con un grupo de funcionarios, pero este merece todo un artículo completo.

Res non verba