NACE UN NUEVO SIGLO (1900)
El mundo entero celebraba la llegada del nuevo siglo (1900), cada país con sus propias costumbres y las grandes brechas existentes en la vida de la sociedad humana.
En México, la ciudadanía empezaba a resentir con más fuerza la dictadura ejecutada por los seguidores del general Porfirio Díaz; quienes desde sus empresas trasnacionales, gobiernos locales, hacendados, minas y otros centros de trabajo caciquil explotaban la fuerza humana de hombres, mujeres, adolescentes y niños.
Tamaulipas permanecía bajo el gobierno del Lic. Guadalupe Maínero Juárez, quien se distinguía por su interés en el avance educativo del mismo, pero sin duda alguna obedecía al régimen centralista del general Díaz quien ya contaba con 20 años en el poder más cuatro de su compadre y amigo general Pablo González Flores, personaje de todas las confianzas del dictador. Don Guadalupe Mainero presentía que muy pronto el país se vería envuelto en una revuelta social, pero el día 10 de agosto de 1901 dejó de existir en el ceno del gobierno del estado, ubicado en el 17 Hidalgo, donde ahora se encuentra la presidencia municipal de ciudad Victoria, pues ahí radicaban los poderes gubernamentales, por lo tanto ya no vio los acontecimientos revolucionarios posteriores a su muerte.
El municipio de Mineral de Bustamante, no detenía su marcha en 1900, aunque los presidentes municipales: Timoteo Alemán (1894), Gregorio Navarro (1895), Felipe Álvarez (1896), Ricardo Pardo (1897), Julián Álvarez (1898) y Sergio Aguilar (1899) habían despedido satisfactoriamente al siglo XIX en los últimos 5 años.
Es don Julián Álvarez, quien regresa a la presidencia por segunda ocasión en 1900 y recibe EL INICIO DEL NUEVO SIGLO XX (1900). Para el mes de enero del año mencionado, ya estaba gestándose en el vientre de Baudelia Pérez, el revolucionario que vendría a terminar con el cacicazgo de los Álvarez en 1925 e iniciar otra etapa política de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, México.
Regresemos al mes de enero de 1900, cuando tomó posesión como presidente municipal don Julián Álvarez, en ese mes y año, la calle Hidalgo, seguía siendo la principal, mientras la calle Morelos que algún día se llamo Cristóbal Colón albergaba en la esquina norte como hasta ahora, al templo del pueblo conocido como “Parroquia de San Miguel Arcángel”, la plaza pública lucia maltratada, con muy pocos árboles, podemos citar unos cuatro o cinco, mientras las calles dibujaban arroyuelos y solamente las casas principales embellecían el paisaje con tramos empedrados, lo mismo era para la presidencia municipal, mientras tanto el agua llegaba al pueblo por gravedad, acequias y en algunos tramos con canosa de madera regional, hasta la presa donde se almacenaba y de ahí pasaba el liquido vital al estanque de abajo, conocido como de los “presos”.
En este escenario de la Villa donde el párroco atendía a sus feligreses cotidianamente en 1900, quien de pronto hacia viaje por los caminos de herradura del “cerro de la Cruz”, para el vecino municipio San Juan de la Miquihuana, porque también era responsable de aquel templo dedicado a San Juan Bautista, ubicado en la parte norte respecto a la Villa de Mineral de Bustamante, el nombre del cura fue: José P. Martínez.
Es el día 8 de junio de 1900, cuando se hicieron llegar ante la presencia del padre José P. Martínez lo CC. Severino Barrón y Baudelia Pérez, llevando a un niño de dos meses y cinco días de nacido, para que lo bautizara, accediendo el padre al acto bautismal y le pusieron por nombre J. Ricardo, nacido el 3 de abril de 1900 hijo legítimo de Severino y Baudelia, fueron sus padrinos los señores Andrés Pérez y Guillermina Pérez a quienes advirtió el cura sus obligaciones y parentesco espiritual y para que constara firmó el párroco José P Martínez. De esta manera llegó a este mundo el niño J. Ricardo Barrón Pérez, en los albores del siglo XX.
Res non verba
Correo electrónico. j.leonrz@hotmail.com
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