El día de los muertos es de
orígenes muy remotos y creo que permanecerá hasta el fin del mundo. El viernes 2
de noviembre por la mañana en el Mineral de Bustamante, Tamaulipas, todas las
miradas, los pasos, las coronas, flores y veladoras apuntaban hacia el centro
religioso del pueblo: la iglesia de San Migue Arcángel. O aquellos que no
querían pisar suelo sagrado de los rezos, se enfilaban directamente hacia la
calle Morelos con destino hacia el Norte, no faltó quien llegara por los
caminos que conducen al “Panteón Municipal” para dejar las flores y ofrendas a
sus difuntos, (padres, hijos, hermanos, familiares, amigos…).
Las corridas de los
autobuses llegaron nutridas desde una tarde anterior y la maña del viernes que
les menciono, incluso los vecinos de los ejidos cercanos viajaban por su propio
pie o en vehículos particulares, en décadas anteriores era raro ver que llegaban
en caballos y burros los familiares a
visitar a sus muertitos.
En caminar y observar, unos
comentaban: ¡Ya mero se va todo el barranco de donde baja el agua del arroyo,
pero dicen que el de obras públicas municipal está muy preocupado por los
desastres que ha ocasionado la lluvia por estos caminos de Dios!, Otros al
llegar al terreno de los muertos, tenían que caminar y pisar con cuidado porque
al responsable de parques, cementerios y jardines se le ha tupido el trabajo y
no le alcanza para limpiar los terrenos del panteón.
No falto quien dijera; bueno
entendemos que los muertitos ya no cooperan en tiempos de elecciones, por eso
los olvidan, pero el tiempo cobra todo y aquí nos vamos a ver las caras el día
menos pensado y entonces la justicia será pareja. Aunque en un municipio vecino
llamado Miquihuana, la autoridad se hace presente en la entrada principal y
ofrece a todos los visitantes un refresco, un bocadillo o simplemente están
pendientes de lo que está pasando, esta tradición debe implementarse en los
panteones de la región.
Por la tarde las nubes
empezaron a salir del Sur, rugían por la sierra del Capulín, rompieron el
silencio con relámpagos y truenos, después se miraba la lluvia por los cerros
cercanos al Ej. San Rafael, continuó el ruido por el Rancho de Los Agilares, (San
Rafaelito en 1889) subió por la cuestecita del terreno de don
Adelaido Barrón Llamas y en un descuido de la vista, se miró la lluvia por el
cerro del “bule”, pero en pocos instantes el terreno del amigo Erasmo Nava
Trejo, estaba lleno de grandes espacios
de granizo, tuvimos la
oportunidad de dialogar un rato y aseguramos que era mucha blancura, para que
fuera otra cosa.
Más tarde saqué los lentes
para mirar lejos y efectivamente el cerro de mi amigo Erasmo estaba cubierto de
granizo, los que vieron otro día el terreno, aseguraban que fácilmente de 80 a 100 centímetros de
grosor estaban las capas y varias vacas se equivocaron en la presa de la Joya
de Palos Blanco con la basura que dejó el arrastre del agua y el granizo hasta llenarla
por completo. La tormenta duró muy poco, pero resolvió por unos días la escases
del agua, mientras tanto la represa primera del terreno de Roque, dicen que
captó agua suficiente y los pinos soportaron el granizo del día de los muertos,
seguramente que esta granizada fue benéfica en todos los aspectos. Res non
verba.
La Banda de Música del Gobierno Estado
de Tamaulipas.
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POSDATA: Dicen que el
panadero ya está caliente para la sucesión municipal en todo el estado, que por
Bustamante ya se escuchan rumores de poderlo gobernar una mujer muy cercana a
las aguas Antárticas, sin embargo los tlatoanis mayores y la banda del estado,
todavía no afinan sus instrumentos ni han prendido el copal.