Las calles y arroyuelos de la villa de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, lucían entre seco y mojado allá por el mes de abril de 1887. Mientras que los caminos de herradura, las veredas y caminos reales daban cuenta del constante cabalgar de los campesinos, rancheros, hacendados y varias personas de a pie cuando era necesario encaminar sus pasos para donde les llamara el destino manifiesto de trabajo, pero en el caserío del rancho de “Atarjeas”, propiedad del español Francisco Ibargüengoitia, domiciliado en la ciudad de Tula, Tamaulipas, además este personaje era un reconocido escritor en su tiempo, quien dio rumbo a los buenos modales de su época.
Les decía que en el rancho de Atarjeas, entre el caserío había una comadrona que atendió a doña Juana Torres Villanueva, quien vivía en el Rancho el “Polvo”, muy cerca de Atarjeas, quien un 23 de abril del año citado en el párrafo anterior, trajo al mundo al niño más revolucionario de Tamaulipas cuando llegó a ser hombre. Su nombre Alberto Carrera Torres, este caballero educado y conocedor de la problemática del porfiriato y enemigo del mismo, después de educarse y pasar por diferentes pruebas de la vida misma, se levantó en armas apoyando a Francisco Ygnacio Madero González en 1910.
Prof. y Gral. Alberto Carrera Torres
1887-1917
Pintura realizada por el bustamantense Higinio González Tejada. Fotografía: J. León Rodríguez Zúñiga. 2011
Durante su lucha, se enrolaron muchos de Bustamante, Tula, Palmillas, Jaumave, Miquihuana, neoloneses y potosinos. Participó en las dos etapas revolucionaras: Maderista y Constitucionalistas, pero sus ideales lo llevaron a creer en el villismo, siendo su tumba, pero a la vez su inmortalidad hasta nuestros días.
Los políticos de todos los tiempos han explotado su nombre e ideal, pero lo minimizan en el hecho real, no han edificado un monumento acorde a su personalidad, pues en ciudad Victoria, en la calle que lleva su nombre, se encuentra una estatua que es pequeña, en ciudad Tula una que ni se parece, en Bustamante el mascarón se acerca más a la realidad y en Nuevo Laredo una de cuerpo entero ataviada como maestro, realmente falta que las autoridades municipales, educativas y gubernamentales, coincidan y le hagan una estatua montado a caballo, como el revolucionario que fue, pero tienen dolor de gastar dinero en cosas importantes, más se gastan en ganchos político.
En uno de los tantos eventos politizados, como en el 75 aniversario de la “Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Tamaulipas”, el dirigente Juan Báez Rodríguez y el presidente del pueblo Mágico, externaron de viva voz, que muy pronto se haría la estatua ecuestre del general Alberto Carrera Torres. Espero que pronto acudamos a inaugurarla o de lo contrario seguirá siendo un tema de pescadores políticos muy gastado.
El próximo 23 de abril, se cumplirán 125 años de su natalicio y el presidente municipal de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, Juvencio Becerra Pérez, ya prepara el festejo a celebrase en el que fuera el rancho de Atarjeas, jurisdicción de Calabacillas, las instituciones de este ejido y todas las que así lo consideren pertinente, deben recordar su natalicio, para honrar su memoria. Por lo tanto el nacimiento del niño Alberto, se registra como un acontecimiento histórico agradable en el municipio de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, México.
Otro hecho histórico, pero desagradable, es el que se realizó el 23 de abril de 1926, entre la una y tres de la tarde, cuando salían de la presidencia municipal de la propia Villa: José Dolores y Martín Álvarez, Severiano Díaz, Rómulo Báez Rangel y dos individuos más, quienes fueron atacados frente a la escuela vieja en construcción, que ahora es el jardín de niños “Margarita Maza de Juárez” entre las calles Juárez y Francisco Y. Madero, en este lugar fueron ultimados los Álvarez y Severiano Díaz y en donde están las oficinas del PRI, hoy propiedad del C. Víctor Serna Trejo, mataron a Rómulo B. Rangel, según el acta de defunción número 8 del año 1926, de este hecho lamentable.
Presidencia municipal de Mineral de Bustamante, Tamaulipas, México, 1957. Cortesía del Sr. Carlos Trejo Nava, ex presidente municipal.
Ese viernes 23, cambió la historia política de Mineral de Bustamante, pues los Álvarez estaban apoyados por el gobierno estatal de don Emilio Portes Gil, quien nombró una Junta de Administración Municipal, encabezada por Severiano Díaz, pero los colonos de Francisco Sulpicio Carrera Torres, habían elegido al ciudadano J. Ascensión Martínez un 6 de diciembre del año anterior y no estaban dispuestos a entregar el poder. Don Chon contaba con 33 años de vida y como presidente municipal acudió ante don Othón Castillo Álvarez, Juez del Registro Civil en el municipio, para solicitar unas fosas comunes y enterrar en caliente a los difuntos, con acepción de Rómulo Báez Rangel, quien fue velado en la casa de doña Serafina Verber, en contra esquina de la señora Simona Hernández hoy en día. Por ello comento que el 23 de abril, pero en diferentes años, el mineral de Bustamante, registra dos hechos históricos disímbolos; por un lado se recordarán los 125 años del nacimiento del general Alberto Carrera Torres y por otro los 86 años de la muy comentada muerte de los Álvarez. Don J, Ascensión Martínez, era viudo cuando sucedió este acontecimiento, pero posteriormente se casó con Elisa Castillo Badillo, se mudó con el tiempo al municipio de Jaumave, donde dejó familia, entre ellos el señor: Genaro Martínez Castillo, quien se comenta ha incursionado en la política del municipio y que todavía vive en esta hermosa villa escandoniana, espero conocerlo muy pronto. Res non verba.
Posdata: La elección del comisariado del Ejido Bustamante, conocido anteriormente como: Joya de San José o Joya de Palos Blancos, saldrá a flote el próximo día 22 de abril del año 2012, seguramente se pagará mucho dinero para comprar conciencias que ya no saben si apostarle a la honestidad de su palabra o al recurso por vender su voto (dicen), otros tendrán agua hasta la puerta de su surquearía gracias a los malos manejos de malos funcionarios públicos que son capaces de enajenar lo que pertenece al pueblo y solo al pueblo, pero si así fuera, los vecinos tienen el derecho de levantar la voz y reclamar lo que les corresponde, de lo contrario seguirán lamentando entre platica y platica en las esquinas del pueblo.